martes, 12 de marzo de 2024

AMAR A LA MANERA DE JESÚS


Vivir “a lo cristiano” es vivir a la manera de Jesús, amando a la manera del amor de Jesús, amar costosamente, ministerialmente. A la manera, por ejemplo, de Albert Schweitzer (ver anexo al final del texto).


1. AMOR DE DIOS EN JESUCRISTO. Vidas como la de A. Schweitzer no se fundamentan en ideologías humanas. No las necesitan. Brotan del impacto del Evangelio de Jesucristo, resumido en esta expresión: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn.3,16). Esta declaración es mucho más que una receta para ir al cielo, es toda una comprensión del corazón amoroso de Dios y de la existencia cristiana, entendida en términos de apertura amorosa, que se expresa, al menos, en tres valores: universalidad, donación (apertura al otro) y acogida.

1.1. UNIVERSALIDAD. El amor divino es de carácter expansivo, para toda la humanidad sin excepción. Repetidamente leemos en el texto bíblico: “Dios no hace acepción de personas” (Hechos 10,34; Romanos 2,11; Gálatas 2,6; Efesios 6,9; Colosenses 3,25).

1.2. DONACIÓN. El amor divino se manifiesta como donación sacrificial, salida de sí mismo para ofrecerse costosa y gratuitamente en la Cruz de Jesús.

1.3. ACOGIDA. El amor divino tiene carácter universal, ilimitado, sin acepción de personas, siempre sacrificial y, por tanto, no rechaza a nadie. Denuncia el mal pero se resiste a desesperar de nadie, a descalificar a nadie como “un caso perdido” (Ez.18: 23, 32).

 

2. AMOR CRISTIANO EN JESUCRISTO. La vida cristiana es la vida de Cristo; vivir “a lo cristiano” es vivir a la manera del carácter de Cristo, vidas des-centradas, en donación, en apertura costosa a nuestros semejantes, guiados por Jesús y sus proyectos concretos para cada uno de nosotros. Capacitados por la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas.

A la luz de Jn.3,16 podemos decir que amar a la manera de Jesús es amar sin negar el amor a nadie, cualquiera sea su condición, color de piel, o nacionalidad (universalidad): “Nuestra patria es el mundo, nuestros conciudadanos toda la humanidad” (W. Garrison, s. XIX). Amar a la manera de Jesús es amar costosamente, no porque “me viene de paso” sino renunciando a la propia agenda (donación). Amar a la manera de Jesús es amar sin desesperar, pacientemente (acogida).

¡Cuánto nos cuesta amarnos/cuidarnos un poco menos a nosotros mismos y amar/cuidar un poco más a los demás! Quizás por eso nos gusta complicarlo todo. Durante siglos los estudiosos de la Biblia discuten las implicaciones de la “kénosis” (vaciamiento) de Jesús (Filip.2,5-8): cuántos, cuánto y por cuánto tiempo perdió Jesús algunos de sus atributos divinos al asumir la naturaleza humana. Pero olvidamos a menudo la enseñanza más evidente: la negación de uno mismo en favor de los otros.

En su discurso de aceptación del premio Nobel de la Paz (1979), la madre Teresa de Calcuta dijo: “El amor para ser verdadero tiene que doler. (…) Amar hasta que duela[1]. Su modelo era el amor de Dios; por eso comenzó su discurso citando Jn.3,16. “Porque me dueles te amo” (Carlos Díaz). Dicho en otras palabras: amar a la manera de Jesús no tiene como meta la satisfacción personal; es, al contrario, un ejercicio de donación servicial: amar como ministerio.

Para amar así no hay necesidad de ir a Lambarene o a Calcuta: “Hay Calcutas por todas partes si tienes ojos para verlas. Encuentra tu Calcuta”[2]. Tu Lambarene, tu Calcuta puede ser tu padre, tu madre, que son ancianos y frágiles. Puede ser tu hijo, rebelde, sufriendo y haciendo sufrir por su rebeldía. Tantas realidades exigentes, porque nos exigen esfuerzo y renuncia. Si puedes vivirlas como ministerio, de la mano de Jesús, con la fortaleza del Espíritu, estarás amando como Jesús.

Para amar así no hay necesidad de ir a Lambarene o a Calcuta. Pero quizás tú sí debes ir a Lambarene, o Calcuta, o Nepal, o las favelas de Sao Paulo. Guiado por Jesús y sus proyectos concretos para ti. Guiada por Jesús y sus proyectos concretos para ti. Ir … pero no como un privilegiado, como un señorito, como un rico entre los pobres sino “abrazando la pobreza para poder comprender a los pobres”[3].

 

Mi respuesta. Nada de todo lo dicho hasta aquí tiene que ver con el compromiso sino con el entusiasmo (“si quieres que te ayuden a construir un barco no les enseñes los planos, llévales a ver el mar); no entusiasmo con los necesitados sino entusiasmo con Jesús. Es la vivencia agraciada de ser amados por Él la que modela nuestra vida para amar como Él nos ama.


ANEXO

ALBERT SCHWEITZER[4]

Inicios

Albert Schweitzer nació en 1875 en Kaysersberg, en la región de Alsacia y Lorena que entonces era parte del Imperio alemán, hoy Francia. Además del problema fronterizo, de las dos nacionalidades que tuvo y de los dos idiomas que utilizó, un hecho curioso que lo impresionó de niño es que en su pueblo la mayoría católica compartía la iglesia con los protestantes luteranos, a los que él pertenecía. Schweitzer creció en el seno de una familia que por generaciones valoró mucho la educación, la música y la religión. En 1899 obtuvo en la Universidad de Estrasburgo un doctorado en Filosofía con las mejores calificaciones, y luego otro en Teología con una tesis que versó en la vida y las convicciones de Jesucristo.

 

Teólogo y músico

Como joven teólogo protestante Schweitzer se volvió un experto en el Nuevo Testamento, lo que le dio gran reputación. La visión del mundo de Schweitzer se basaba en la veneración por la vida. Percibía una decadencia en la civilización occidental, debido a un paulatino abandono de las raíces éticas y la afirmación de la vida. Valoraba como principio más alto el respeto a la vida. Por eso, algunos compararon su filosofía con la de San Francisco de Asís. Schweitzer fue muy respetado por poner en práctica estas teorías en su propia vida.

Desde niño, disfrutó la música y así se convirtió en un organista famoso. Se interesó especialmente por la música de Bach. Inclusive aprendió a construir órganos, lo que hacía muy bien. Su música fue grabada y está disponible. Años después, al partir a África, llevó un piano a pedal preparado para que sirviera en el trópico, el cual usó hasta antes de morir.

 

Medicina

En 1905 tomó la decisión de trabajar en África, pero no como pastor sino como misionero médico. Para ello tenía que ser médico, así que volvió a la universidad para empezar a estudiar Medicina. Tuvo que escuchar las protestas de amigos, familiares y colegas. Entonces ya tenía 30 años. Con mucho esfuerzo y dedicación logró graduarse de médico en 1911. Su tesis trató sobre el estudio psiquiátrico de Jesús. En 1912 se casó con Helene Bresslau, hija de un germanista alemán judío.

 

Su primer viaje al África

En 1913, ya como médico, viajó con su esposa a una colonia francesa en África Ecuatorial (hoy Gabón), específicamente al pueblo de Lambaréné, donde fundó un pequeño hospital para la población nativa. Durante los primeros 9 meses, él y su esposa atendieron a unos 2000 pacientes; algunos habían viajado días y cientos de kilómetros hasta el hospital. Su esposa, Helene, era anestesista y lo ayudó mucho. Tenían que atender enfermedades tropicales y parasitarias, lepra, cirugías, algunas de emergencia, además de tener que resolver problemas de fetichismo, temores y hasta canibalismo, entre otros. Un tiempo después hicieron el primer hospital con ambientes de examen, de cirugía, de espera, un dispensario y un cuarto para esterilizar materiales. Schweitzer era allí médico-cirujano, pastor de la congregación, administrador de la villa, supervisor de las construcciones, escritor de libros educativos, músico y anfitrión de visitantes. En la Primera Guerra Mundial, por ser él y su esposa alemanes, fueron capturados, pero por presión popular se les permitió seguir trabajando.

 

1918 y el regreso a Europa

Al inicio de 1918 fueron trasladados a Francia y a mediados de año retornaron libres y como ciudadanos franceses a Alsacia, poco antes de que su esposa diera a luz a su única hija. Por motivos de salud de ambos pasaron algunos años en Europa. Trabajó como médico asistente y con el pastor en Estrasburgo, y daba recitales de órgano, lo que le permitió pagar sus deudas y juntar fondos para la misión en África.

 

De vuelta en África en 1924

En 1924 volvió a Lambaréné, sin su esposa que, por motivos de salud, permaneció en Europa. Allí estuvo, salvo por algunas pausas cortas, hasta el final de su vida. Tuvo a nuevos asistentes y enfermeras y contó con sustancias como el salvarsán para las úlceras por sífilis. Construyeron un nuevo hospital más grande y funcional. Viajó muchas veces a Europa para dar conferencias en instituciones educativas, y cada vez fue ganando más reconocimiento internacional. De 1939 a 1948 y debido a la II Guerra Mundial, permaneció en Lambaréné, sin poder viajar a Europa. Recién en 1948 pudo hacerlo, para seguir divulgando los logros y necesidades en África.

 

Reconocimientos y legado

Escribió muchas obras de valioso contenido filosófico y humanista. En 1952 obtuvo el Premio Nobel de la Paz. [Prize motivation: “for his altruism, reverence for life, and tireless humanitarian work which has helped making the idea of brotherhood between men and nations a living one”. Albert Schweitzer received his Nobel Prize one year later, in 1953.] Los fondos los destinó al leprosorio de Lambaréné. Se opuso a las pruebas nucleares junto con Albert Einstein, Otto Hahn y Bertrand Russell. En 1928 recibió en Frankfurt el Premio Goethe, en 1948 la Legión de Honor y en 1955 la Orden del Mérito de la Reina Isabel II, además de doctorados honorarios de muchas universidades. En 1940 se creó el Albert Schweitzer Fellowship (ASF) que, actualmente apoya a unos 250 graduados de Medicina y ciencias de la salud a desarrollar vidas de servicio. Esta red tiene más de 2000 miembros y cada año sirve a más de 150 por 3 meses en Lambaréné, como parte de su último año de estudios médicos.

Albert Schweitzer falleció un 4 de septiembre de 1965 y fue enterrado en Lambaréné.

 



[1] AAVV.: Construir la paz. Los discursos de las mujeres Premio Nobel de la Paz. Altamarea Ediciones, 2023. Pg. 83.

[2] Shane Claiborne: Irresistible Revolution. Grand rapids, MI.: Zondervan, 2006. Pg. 89.

[3] AAVV.: Construir la paz. Los discursos de las mujeres Premio Nobel de la Paz. Altamarea Ediciones, 2023. Pg. 81.

[4] Cfr. https://www.galenusrevista.com/?Albert-Schweitzer Consultado 23 Febrero 2024.